sábado, 17 de septiembre de 2011

12 Uzbekistán - Tashkent

Esta visita a Uzbekistán no habría sido lo mismo sin Nozila. Ella es Uzbeka, vive en Tashkent, y hemos tenido la grandísima suerte de poder contar con su ayuda para todo, desde el primer día que nos vimos en el Bar Mario.
Habla uzbeco, ruso, español, inglés y francés, y creo que me olvido algún otro.
Vive con sus padres en una enorme casa (a pesar de lo que diga su padre) en Tashkent.
Hace unos años pasó una temporada en Barcelona, por eso su español es casi perfecto.
Sería muy largo explicar en qué consiste su trabajo así que resumiendo, trabaja estudiando los problemas relacionados con el agua en su país, y alrededores. Lo que le ha llevado a viajar por Uzbekistán y conocer un montón de rincones y de gente.
He tenido la suerte de conocer a alguna de esa gente, maravillosa, como Abijabar y su hija Serbis, que me acompañaron por Muynaq haciendo de improvisados guías.
Ahora mismo está trabajando en el Valle de Fergana, en la unión de 3 países, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán. Así que los problemas con el agua se triplican.

Nozila no es especialmente alta. Está delgadita. Y tiene una voz suave. Pero cuando se sienta al volante de su coche conduce con la misma ¿destreza, furia, brusquedad? que el resto de uzbecos, bueno, y turcos, georgianos, armenios...
Esto es la ley de la selva así que los intermitentes están para adornar el coche, el cinturón de seguridad se pasó de moda, el claxon es la forma de avisar para que te vean, y si en una carretera de 3 carriles entran 5 coches entonces hay 5 carriles.
En los restaurantes habla a los camareros de una manera muy correcta pero con mucha seriedad, y revisa la cuenta un par de veces por si alguien en un despiste ha incluido algo de más. Al irse, solo sonríe al camarero al decir ‘rajmat’ (gracias) si el servicio ha sido bueno y no hay errores en la cuenta.

Si necesitas un billete de tren, unas tijeras, o cambiar dinero, coge el teléfono, hace una llamada y toda la maquinaria se pone en marcha. Next?

Le gustaría volver a Barcelona. Allí tiene un tema pendiente.
Nozila, mil millones de gracias. Y otras tantas a Jorge V. Ánimo a los dos!

Nozila.



Creo que de las ciudades que conozco, la que más se parece a Tashkent podría ser Islamabad, pero no sé si esa comparación ayuda en algo.
Tashkent es una ciudad muy extensa, con pocos edificios no oficiales que superen las 3 ó 4 plantas de altura, casi todas las calles son enormes avenidas formando una retícula kilométrica, hay mucho verde, mucho, parques, árboles, jardines...
No he visto ninguna señal de esas de ‘centro ciudad’, porque ese centro parece no existir.
Así que moverse por las calles andando es inviable si quieres hacer 4 recados, porque cada sitio está a una hora del siguiente. Y menos arrastrando dos mochilas. Y aún mucho menos con el calor que hace!
Hay un montón de negocios con nombres en Español, Francés e Italiano. Supongo que les parecerá exótico.
Las banderas del país ondean en todas las esquinas, y los monumentos y edificios oficiales con evidentes símbolos de exaltación del nacionalismo uzbeco te esperan en cada avenida. Sobre todo este año, que celebran el 20 aniversario de su independencia.

Desde la antena de la Radio Televisión Uzbeka.











Hotel Uzbekistán, en un edificio impresionante.



Circo. Aquí no es una enorme carpa itinerante, sino un edificio fijo.
Ojo al anuncio de la Czech Airlines, con unos tipos disfrazados con camisetas de fútbol, incluyendo la del Barça y el Madrid.



Rustaveli



Acceso al Estadio de Fútbol, donde hace unos días Uzbekistán y Japón empataron 1-1, dicen.



Otra cosa que sorprende es el tema del cambio de la moneda local, el sum.
Si vas a un banco u oficina de cambio te ofrecen unos 2500 sums por euro, y unos 1700 sums por dólar. Pero si vas al bazar, a la parada del bus o la estación de tren, y localizas a un tipo con cara de despistado, gorrito, y una bolsa grande, te ofrece 3400 sums por cada euro, o 2500 sums por cada dólar. ¿? Y no hay timo.
Y además, como los billetes más comunes son de 500 y 1000 sums, cuando cambias 200 euros descubres que necesitas dos cosas: una mochila para llevar tal cantidad de fajos de billetes; y aprender a contarlos como hacen los banqueros.


Junto al hotel donde estoy hay un teatro, el Ilkhom. Y junto a él hay una especie de sala de exposiciones, de una gran herencia rusa, en la que pude ver 'Semochka. Back To School' (semochka significa 'pipas', que aquí es un vicio incluso más extendido que en España)
Creo que a los alumnos de Kunsthal Irun les habría encantado.
Si alguno se anima: Pakhtakor str. 5, Tashkent, Uzbekistán.

Esta es la cafetería del garito:


Y parte de la expo: